domingo, 17 de mayo de 2020

El grito...

Afónico mi dolorido corazón,
se ha quedado sin voz,
Aprendí que susurrar tranquiliza su alarido,
pero a veces ni un susurro calma la lejanía,
de un amor tan vivo,
como el mío.

Una parte de mi se fue con él,
arrancándomela de los brazos,
con maldad,sin compasión,
destruyendo una vez más,
los pedacitos que me quedaban de vida.

Echaste tu vuelo,
quitándome mi paracaídas,
que me hizo aterrizar contra el suelo,
dejándome caer,
buscando solo tu bienestar,
 y tu placer.

Con egoísmo,
sin dejarme rehacer,
reconstruir mi vida,
mi corazón...

Quitándome lo más bonito de mi universo,
privándole de la felicidad,
con mi presencia,
intentando romper el vínculo,
como al cortar el cordón umbilical
separándolo de mi vientre,
y que ahora,
cortando el afecto,el cariño,
de un niño por su madre.

Y mi corazón nervioso,
bombea sin control,
con las fisuras de sus gritos,
se ahoga en su propia sangre,
encharcándose,
y duele...
La impotencia de no dejarme verle,
de acariciarle, de besarle,
rompiendo los capilares
que ayudan a transportar el oxígeno,
a través de la sangre,
y vuelvo a ahogarme.

Hundida y asfixiada,
el lamento no se exterioriza,
el quejido de mi alma que agoniza,
y no levanta mi cuerpo del suelo,
dónde me lanzaste al vacío,
apartando la colchoneta,
para caer a lo más duro del sufrimiento,
y golpe tras golpe,
machacando mi mayor pena,
llenando de moratones,
el sentimiento de mi alma,
que ha olvidado todos los colores,
menos el morado,
apartando de mí, a lo que más amo.








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